El proceso de adquisición de la lectoescritura tiene un gran componente evolutivo. Algunos alumnos acceden de forma rápida, ya que tienen facilidad para la discriminación auditiva, asociación fonema-grafema, segmentación silábica, etc... En cambio otros alumnos necesitan, simplemente, más tiempo. El hecho de comprobar que en 1º o 2º los niños cometen errores de ortografía frecuentes, uniones o separaciones de palabras, sustitución de letras, inversiones, etc...es algo que suele alarmarnos y que identificamos como rasgos disléxicos.
En la mayoría de casos se trata de una dificultad temporal, hasta que avance en esos procesos de identificación y representación que son prerrequisitos de la lectura. En otros casos si pueden constatarse (mediante pruebas específicas o de copia/dictado/escritura espontánea), la existencia de dislexia o disortografía, problemas sobre lo que es posible intervenir para lograr mejoras.
Una intervención preventiva y proactiva puede realizarse tanto en casa como en el colegio, antes de que las dificultades se consoliden, a través de distintos juegos, aplicaciones...que os dejamos a continuación:
ORTOGRAFÍA IDEOVISUAL
·
La ruta léxica es aquella ruta que
lee la palabra globalmente sin necesidad de descomponerla.
·
Palabras muy familiares como “mamá”, “coche” o “casa”
se leen de forma global (somos capaces de evocarlas visualmente para
escribirlas y las leemos de un golpe de vista). Cuando existen dificultades en
el uso de esta ruta se hace necesario codificar letra por letra, lo que se
traduce en una lectura silabeada (m-a-m-á) o en sustitución de palabras si no
se presta suficiente atención.
·
La ruta fonológica analiza la palabra
letra por letra para acceder a su significado. Por esta ruta suelen leerse las
palabras nuevas o poco frecuentes.
Las personas
utilizamos de manera preferente una de esas rutas. Hay casos en los que a pesar
de leer habitualmente y tener un amplio vocabulario, se mantienen los mismos
errores ortográficos. Resulta de utilidad utilizar recursos de
ortografía ideovisual (hay editoriales específicas, barajas
ortográficas...) Pero incluso en casa o en el aula podemos "jugar" a
hacer una colección con los dibujos de las palabras en las que nos equivocamos
y así reforzar su representación visual
Existen 2 rutas principales para acceder a la lectura: la ruta léxica y la ruta
subléxica (también llamada fonológica).
👉Presentación con ejemplos para trabajar la ortografía a través de dibujos
👉Recopilación de recursos (barajas ortográficas, programas para generar vocabulario pictórico)
INTELIGENCIA EMOCIONAL
La inteligencia emocional es la habilidad que posee toda persona para percibir sentimientos, y modificar su estado de ánimo o el de los demás.
La inteligencia emocional se desarrolla desde los primeros años de vida ya que las emociones se expresan desde el nacimiento. El desarrollo de la misma dependerá del contexto en el que el niño se desenvuelva.
Beneficios de la inteligencia emocional
- Incrementa la autoconciencia.
- Favorece el equilibrio emocional.
- Fomenta las relaciones armoniosas.
- Potencia el rendimiento laboral.
- Aumenta la motivación y el entusiasmo.
- Otorga capacidad de liderazgo.
- Mejora la empatía y las habilidades sociales.
- Aumenta el bienestar psicológico.
- Facilita una buena salud.
Los adultos deben hablar mucho a los niños, hacerles partícipes de tomas de decisiones de acuerdo a su edad y facilitar que expresen sus inquietudes.
"Si uno no deja que los niños hablen, no sabemos qué lo que están pensando. No hablarles en tono de sermón, pero sí en un tono de que los adultos podemos ayudarlos a encontrar su propia manera de pensar".
Como educar a un niño para ser emocionalmente inteligente
1.- Escucharle siempre con gran atención.
2.-Reconocer los sentimientos con la palabra: “vaya!”, “ajá”, “ya veo” en vez de preguntar y aconsejar. Estas expresiones son invitaciones al niño para que explore sus propias ideas y sensaciones, continúe contándonos, y trate de encontrar la solución.
3.-Dar nombre a los sentimientos. Cuando el niño escucha las palabras que definen lo que está experimentando, recibe un gran consuelo. “Parece muy frustrante…” “Que enfadado estás!” "Te habrás sentido muy triste..."
5.- Contarle cuentos en los que se pueden ver las diferentes emociones para que el niño las aprenda.
6.- Enseñarle a afrontar emociones inadecuadas como enfado, rabia, miedo, etc… (p ej, que no pueden pegar o autoagredirse, pero lo que sí pueden hacer es correr en el jardín, dibujar figuras enfadadas, arrugar un periódico, etc.) Hacer esto no es malo, al contrario, es saludable, siempre que se exprese de manera aceptable.
5.- Enseñar al niño a relajarse cuando esté nervioso o disgustado. Anímelo a respirar hondo mientras cuentan hasta tres y a expulsar despacio el aire.
6.- Enseñarle empatía (aprender a ponerse en el lugar del otro). Entender las emociones de los demás en un momento de conflicto nos permite poder llegar a una resolución adecuada y consensuada.
7.- Felicitar al niño cada vez que enfrente de manera adecuada sus emociones ya que esto que el niño se sienta bien consigo y con ello vuelva a repetir la conducta que se haya reforzado.
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