1.-La lateralidad
Podemos
definir la lateralidad como la consecuencia de la distribución de
funciones que se establece entre los dos hemisferios cerebrales. De dicha
distribución depende la utilización preferente de un lado o el otro del cuerpo (derecho
o izquierdo) para ejecutar determinadas respuestas o acciones.
2- Tipos de dominancia y lateralidad
Normalmente
se diferencian cuatro tipos de preferencia o dominancia:
Hablamos de lateralidad homogénea cuando mano, pie, ojo y oído ofrecen una dominancia en el mismo lado ya sea en el lado derecho (diestro) o izquierdo (zurdo).
4- Lateralidad y Aprendizaje
Los niños que presentan una lateralidad homogénea (mano, pie, ojo, oído dominantes en el mismo lado), tradicionalmente se ha creído que tienen una mejor disponibilidad para el aprendizaje al poder integrar de forma más eficaz la diversa información sensorial. Esto puede resultar cierto en muchos casos pero no en todos. No puede establecerse de manera concluyente una relación efecto-causa entre la presencia de una lateralidad no homogénea y la de trastornos del aprendizaje. Sin embargo, debe evaluarse la lateralidad como un factor de riesgo añadido a otros factores.
5- Detectar y evaluar la lateralidad
Sigue siendo muy controvertida la idoneidad de la intervención sobre la lateralidad a efectos de corregir ciertas irregularidades. Hay autores que defienden la intervención temprana para evitar los posibles efectos posteriores sobre el aprendizaje y otros, por su parte, minimizan las consecuencias y defienden el desarrollo natural del proceso limitando la intervención a potenciar en el niño las dominancias establecidas.
Estimulación del lenguaje
El entorno familiar es el contexto clave, decisivo e insustituible para la estimulación y desarrollo del lenguaje del niño.
Os proponemos una serie de orientaciones que son claves para facilitar una evolución lingüística adecuada, en una doble vertiente: expresiva y comprensiva.
- Cuando nos dirijamos al niño o niña procuramos hacerlo con la mayor claridad posible, pausadamente y sin elevar la voz, de forma que le facilitemos nuestro código de lenguaje adulto a sus capacidades; no empobrezcamos nuestra expresión o hablemos de forma infantil, sino que hablamos de forma ajustada y precisa.
- Dedica el mayor tiempo posible a hablar con tu hijo o hija. Háblale de cosas que le interesan (juegos o programas favoritos, escuela, amigos, etc.), procurando el intercambio comunicativo. Sin excusas del tipo “no tengo tiempo”: siempre hay, aunque sean unos minutos diarios, un momento para ese intercambio (lo necesitan). Es importante que la familia disfrute de esa comunicación, propiciando un ambiente distendido y agradable que posibilite ese intercambio.
- En el mismo sentido, déjalo expresarse y que se sienta cómodo y seguro al hacerlo; muéstrate paciente y atento a lo que cuente, intentando provocar el máximo número de intervenciones por su parte. El lenguaje es como un motor que hay que poner constantemente en funcionamiento para que sus piezas estén a pleno rendimiento.
- Evita hablarle en ambientes ruidosos, ya que el ruido distorsiona la comunicación.
- Procura que la televisión o el ordenador no sustituyan nunca el diálogo con tu hijo/a. Bien utilizados y en su compañía puede resultar un buen medio para enriquecer su lenguaje; pero su uso indiscriminado puede frenar o disminuir la iniciativa para comunicarse con el entorno.
- Aprovecha cualquier circunstancia y ocasión, de forma natural, para enseñarle cosas y palabras nuevas: en el baño, la cocina, comentando las ilustraciones de un libro o un álbum de fotos, un paseo por la calle, etc. Comente cada cosa del entorno que llame su atención, explicándole cómo se llama, para qué sirve, etc.
- - Puedes ayudarle a que construya bien las frases haciéndole preguntas del tipo: “¿Cómo se llama?”, “¿para qué sirve?”, “¿quién?”, “¿cómo?”, “¿dónde está...?”, etc.
- No le interrumpas o censures cuando cuente algo aunque no lo haga de forma muy clara. Si no lo dice correctamente debemos limitarnos a pronunciarlo de forma lenta y clara; si continúa sin hacerlo bien no te preocupes: es cuestión de tiempo.
- No permita que, por comodidad, deje de pedir lo que quiere o necesita; y no te anticipes a su voluntad o a lo que quiere decir. Cuando pida las cosas a través de gestos hay que esperar a que diga lo que quiera. Hablar aunque lo haga mal.
- Le pedimos que hable con frases, no solamente con palabras. Por ejemplo, si para pedir agua dice. “¡agua!”, le enseñamos a que diga: “Por favor, ¿me das agua?”
- En viajes y salidas decimos el nombre de las cosas que vamos viendo.
-Explicad el nombre de los objetos o personajes que aparecen en los cuentos y canciones.
- Jugad al “veo - veo”, a juegos de terminar frases: “El coche va...”, a representar papeles de distintos personajes: maestra, el médico, el vendedor...
- Si os quiere decir algo y lo hace incorrectamente, repetir lo que quiere comunicar correctamente: “Lo que me quieres decir es que...” No le imite si pronuncia algo incorrectamente aunque pueda resultar gracioso: ello refuerza una conducta negativa y puede influir en retrasos del habla.
- Evita conductas excesivamente proteccionistas. Por ejemplo: darle de comer cuando es capaz de hacerlo por sí mismo. Puede que, de forma inconsciente, haga la siguiente lectura de la situación: “Si mi mamá me da de comer todavía con la cuchara es porque soy pequeño; entonces debo seguir hablando como un niño pequeño...” Dotarle de toda la autonomía posible en este tipo de actividades cotidianas le ayudará a que madure su personalidad y, por tanto, su lenguaje. Evita los alimentos triturados o biberón : no se fortalecen los órganos de la boca para el habla: paladar, lengua, dientes...
- Resulta positivo, siempre que no se le fuerce a ello, invitarle a la comunicación con otras personas, así como adquirir ciertos compromisos tales como pedir algo a una persona adulta, hacer algunos recados o compras, etc. Estaremos incidiendo en la verdadera esencia del lenguaje: su uso en sociedad.
- Muchas personas adultas aprendimos en buena medida a hablar y a sentirnos más felices cuando de niños/as nos contaban cuentos nuestros mayores. Recuperar esa hermosa costumbre, si es que la ha olvidado, resulta interesante, ya que un cuento o una pequeña historia aporta valores importantes al lenguaje infantil en cuanto a vocabulario, construcción de frases, ritmo, musicalidad, etc.
- Evita las comparaciones con otros niños; cada persona es única y su evolución y tiempo de maduración podrá ser similar a la de otras, pero nunca idéntica.
Actividades y juegos para favorecer el desarrollo de los niños de Infantil
-A nivel motor:
- Mantenerse sobre un solo pie.
- Andar deprisa hacia delante y hacia atrás.
- Correr (introduciendo luego cambios de dirección)
- Saltar en el sitio con ambos pies
- Lanzar una pelota a 1m de distancia (grande con las 2 manos) (pequeña con una mano).
- Chutar un balón a 1m de distancia (ir aumentando distancia)
- Coger una pelota con los brazos extendidos a 1m (ir aumentando luego la distancia)
- Saltar la cuerda, jugar a la goma...
-A nivel perceptivo-cognoscitivo
- Actividades con plastilina (arrancar trozos, aplastarla, hacer agujeros, rodarla)
- Rasgar papel con los dedos, arrugarlo (utilizando índice y pulgar)
- Doblar papel
- Actividades de picado con punzón
- Actividades con cubos (construcciones)
- Realizar juegos manipulativos que favorezcan la motricidad fina (plastilina, barro y arena, collares de macarrones…)
- Pegado con gomets. Pegamento y poner bolitas encima…
- Puzzles
-A nivel lingüístico
- Leerle cuentos de forma habitual. Cada cierto tiempo ir parando para que él imagine que puede ocurrir a continuación en la historia.
- Reforzar sus pequeños avances.
- Hablarle de forma clara, y felicitarle cuando incorpore nuevas expresiones.
- Cantar, escuchar música para motivarle al juego expresivo y reforzar memoria auditiva.
-A nivel social/adaptativo
- Usar vaso, utilizar cuchara, pinchar alimentos, desenvolver y destapar alimentos.
- Desabrochar botones, quitar velcros, desatar y abrir cierres…
- Colaborar en los hábitos de higiene.
- Identificar emociones (alegría, tristeza, enfado)
-Jugar a disfrazarse con ropa de adulto, hacer teatros…
Orientaciones generales para los padres de Educación Infantil (3 años)
El objetivo principal de Educación Infantil es el lograr la autonomía de los pequeños. Para ello, es fundamental la colaboración de las familias
- Acostumbra a tu hij@ a que colabore ayudando a vestirse y desnudarse (con prendas que no requieran mucho esfuerzo).
- Anímale a que recoja sus cosas después de jugar.
-Establece hábitos respecto a los horarios: comidas, ir al baño, a la cama...
-Proporciónale mayor autonomía cuando come (sentado en su silla, perfeccionando el uso de cubiertos)
-Procura que adquiera autonomía para ir al baño, que aprenda a subirse y bajarse la ropa, a limpiarse...
- Refuerza los hábitos de higiene: lavado de manos, cara, de nariz.
-Fomenta un lenguaje correcto: Los niños aprenden por imitación. Si pronuncian mal no hay que alarmarse ni corregirles en exceso, pero si ofrecerles el modelo correcto.
- Debe ir ampliando vocabulario: ya no vale “darle lo que pide” cuando sólo señala o decir expresiones infantiles como “mira un gua guau”. Es importante introducirle expresiones más avanzadas “mira aquel perro”.
- Retira el uso de chupetes y biberones, que perjudican el desarrollo de la zona buco-dental y la articulación.
- Propicia el contacto social con otros niños de su edad (biblioteca, parque, piscina), animándole a que inicie el contacto, muestre afecto…
- Anímale a realizar actividades plásticas que le resulten motivadoras (colorear su personaje de dibujos animados favoritos, álbum de pegatinas, construcciones-, encajables, plastilina...) para favorecer el desarrollo manipulativo.
El periodo de adaptación
En el centro se llevan a cabo medidas para facilitar la adaptación al colegio de los alumnos más pequeños (incorporación escalonada, pequeños grupos…)
Algunos niños acuden desde el principio con “gusto”, participan en las actividades y se divierten. Otros, inicialmente llegan temerosos y presentan algunos lloros que nos dejan a los padres preocupados, porque pensamos que pasarán mal la jornada. Pero por lo general, cuando entran en el aula “se olvidan” y disfrutan con los juegos y compañeros. El lloro que presentan es una reacción normal y sana al separarse de las figuras de apego.
La colaboración de la familia es fundamental para facilitarles este periodo de adaptación, por lo que es muy importante cumplir los horarios indicados por las tutoras para la incorporación gradual.
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