martes, 23 de marzo de 2021

Juegos de relajación

 


    De manera habitual las familias consultan sobre juegos y materiales para ayudar a sus hijos a relajarse, aumentar su atención y capacidad de autocontrol y facilitarles un mejor descanso. 

    Existen multitud de libros, webs, enlaces...con recursos, pero es preferible tener en mente un par de juegos, practicarlos al acostarse o en momentos de nerviosismo, e ir cambiándolos cuando ya están muy trabajados.

    Los beneficios de las actividades de relajación se han constatado en todas las edades ya que generan un mayor equilibrio físico y mental. dedicando unos minutos a este tipo de juegos, al menos 2 o 3 días a la semana, podéis conseguir muchos beneficios:

-Reducir ansiedad, tensión y estrés.

-Potenciar la creatividad y la concentración.

-Generar bienestar emocional.

-Aprender a llevar situaciones de la vida cotidiana.

-Aumentar el sentimiento de autoconfianza.

-Conocer el propio cuerpo, sus posibilidades y límites.

-Capacidad para afrontar emociones y conductas negativas (ira, agresividad, miedo, etc).

-Mejorar en autocontrol y autoestima.


Antes de dormir

Podemos utilizar cuentos de animales, como por ejemplo de la tortuga y la liebre… y se le puede pedir al niño que respire como los animales, haciendo el contraste entre animales, por ejemplo la tortuga respira lento y mueve su cuerpo lento, mientras que la libre es todo rápido, rápido, rápido… luego permanecer quieto unos instantes y repetimos una vez más!

Ejercicios de respiración
            Para aprender a inspirar por la nariz y expirar por la boca de forma pausada, le pedimos al niño que se imagine que es un globo que lentamente se va hinchando (le damos también instrucciones para que vaya alzando los brazos al tiempo que se hincha) para después deshincharse (expirando el aire y bajando lentamente los brazos).También en algunos casos podemos hacer el ‘soplar la velita’, para que entiendan como expirar de forma pausada.

Risas
            Reírse es uno de los mejores calmantes. Cuando nos reímos mucho, nuestro cuerpo se siente muy relajado. Así que después de ver al niño ansioso o enfadado, prueba a buscar formas de reír y disfrutar juntos.

Encogerse y estirarse
            Le pedimos al niño que se siente en el suelo de forma recogida, rodillas recogidas, cabeza entre las rodillas… y le decimos que se haga una bolita que ocupa el menor espacio posible. Pasados unos segundos, le pedimos que se empiece a desenrollar hasta quedar tumbado en el suelo con brazos y piernas estiradas como recién levantados.

Abrazos
            Nos abrazamos como se abrazan los osos, a la de 3… venga… una, dos y tres. Si lográis 20 segundos de abrazo, es un estado de bienestar máximo, el cuerpo se nivela y la persona abrazada se siente por esos segundos totalmente a salvo, por lo que el cuerpo se relaja al sentirse protegido.

Silbido de serpiente

            Sugiere al niño que cierre los ojos y que se imagine que es una serpiente. Empezad juntos con un ejercicio de respiración. Sentados en el suelo sobre una manta imaginad que por un minuto descansáis como las serpientes, y pídele que coloque su mano en su estómago y que respire lentamente. Poco a poco silbad juntos imitando el sonido de las serpientes. Verás cómo tu pequeño comienza a relajarse.

Piedra o gelatina

            Pídele que imite a una piedra: para esto debe de tensar todos sus músculos, apretar los puños de las manos, los ojos, en fin, todo su cuerpo.

            Después le dirás gelatina y el niño debe soltar todo su cuerpo, tratando de imitar el movimiento ondulante de la gelatina. Esto lo le ayudará a su pequeño a liberar tensiones a medida que tensa y destensa el cuerpo.

La tarta de cumpleaños
            Gracias a un papel de seda que colocamos delante de la cara del niño puede observar por donde sale y entra el aire.
            Hay que enseñarle que el aire debe entrar por la nariz y salir por la boca. Deberá imaginarse que delante hay una tarta de cumpleaños con una vela. Antes de soplar cantaremos la canción “Cumpleaños feliz”, y si lo ha hecho de manera adecuada le aplaudiremos y felicitaremos.

Cómo respiran la hormiga y el león

            Basándonos en la metáfora de cómo respiran el león y la hormiga se enseña al niño a respirar de manera pausada y floja y de manera rápida y fuerte. La hormiga es pequeña y respira despacio y lento, pero en cambio el león que es grande y fuerte necesita respirar rápido y fuerte. Los niños y niñas aprenden que la respiración adecuada es la de la hormiga.
            También nos podemos ayudar del papel de seda. Así pueden observar como el papel no se mueve cuando respiramos como una hormiguita y como se mueve cuando respiramos como un león.

Somos un globo

          Imaginarnos que somos un globo que se infla y se desinfla.
Una vez que ha aprendido a inspirar por la nariz y a expirar por la boca. Nos podemos ayudar con los brazos para que imaginar la imagen de un globo. Los brazos se abren y se alzan cuando se infla el globo y se cierran y bajan cuando se desinfla.

La sopa está caliente, la sopa está fría

            El niño hace como si tuviera entre las manos un plato de sopa. Se le indica que coja la cuchara pero han de tener cuidado porque puede estar fría o caliente, por lo que deberá soplar si se le advierte de que está caliente.


lunes, 1 de marzo de 2021

 UN LECTOR NO NACE...SE HACE


    El hábito de la lectura es un gran estímulo a la creatividad, imaginación, inteligencia, y a la capacidad verbal y de concentración. Para lograr estos beneficios, los niños deben oír historias lo antes posibles, y se recomienda además que lo hagan con disciplina (a una hora fija que puede ser antes de acostarse o después de comer). No es necesario esperar a que el niño lea para tener contacto con los libros. A los más pequeños se les deben leer una y otra vez aquellos que nos pidan, sin delimitar sus gustos, diversificando los temas y materiales y valorando el tiempo que dedicamos a la lectura.

CÓMO CONTAGIAR EL INTERÉS POR LA LECTURA

-Lo primero: para que algo funcione, hay que creer en ello.
-Crear en casa un ambiente de lectura (que nos vea leer, pero no de forma exagerada si nunca lo hemos hecho). 
-Leerle nosotros.
-Contarle cuentos e historias
-Hablar sobre libros (comentando el interés/o incluso aburrimiento, que nos provoca lo que estamos leyendo en ese momento). 
-Explicarle algún pasaje que nos parezca adecuado del libro que estamos leyendo nosotros. 
-Leer también los libros que recomendamos a nuestro hijo (para conversar sobre ellos).
-Buscar temas que conecten con sus aficiones.
-Suscribirle a revistas infantiles y juveniles. 
-Convertir la tele en una aliada, no en un enemigo (hay libros interesantes sobre series, películas...de actualidad). 
-Conocer la biblioteca pública, clubes de lectura… 
-Incluir en las salidas de compras una vuelta por una buena librería
 -Tratar de averiguar qué tipo de lector es nuestro hijo y respetar sus ritmos (hay algunos que no paran hasta que han acabado el libro, y otros más calmados...también los hay nocturnos y diurnos) 
-No empeñarse en que le guste lo mismo que a sus padres.
 -No utilizar refuerzo (regalos, chuches…) para que lean. No es efectivo 
Y lo más importante, no impacientarse si estas estrategias no funcionan a la primera.


                                    UN LIBRO PARA CADA EDAD

 Para los que todavía no leen, de 2 a 4 años 
    Disfrutan de todo lo que despierta su curiosidad. 
    Les gusta ver las imágenes a medida que se narra la historia. 
    Es conveniente que el formato sea pequeño y la encuadernación robusta.
    Les encanta ver libros con desplegables, pestañas, pop-up.
    En cuanto al contenido, son de temas tanto imaginativos como de la vida cotidiana.

 Para los que empiezan a leer a leer, 6 a 8 años 
    Es la edad de la fantasía. 
    Comienzan a soñar, a experimentar, a sentir miedos...
    Les gusta todo tipo de cuentos. 
  Seguirá predominando la imagen, pero el texto puede ocupar un lugar destacado. 
   Los temas de su interés son los animales, la magia, las historias familiares y los clásicos. 

Para los que ya leen bien, de 8 a 10 años 
   La imagen deja de ser un complemento para facilitar la comprensión y los relatos crecen en extensión e intensidad. 
    Aún así el libro tiene que ser atractivo. 
  En cuanto a los temas, mezclan la fantasía con la realidad, les gustan las aventuras de pandillas, exploradores y héroes, de ciencia-ficción, narraciones detectivescas y de misterio.

 Para los de 10 a 12 años 
    Muchos de los libros que leen a esta edad son los que les mandan en el colegio, sin embargo, ya tendrán sus temas de lectura preferidos. 
   Al acercarse a la adolescencia desarrollarán sus hábitos de lectura y aprenderán a leer varios géneros  de texto (artículos, libros informativos, poesía, novelas, historias…) Con ello aumenta su vocabulario y utiliza la lectura para buscar información.