De manera habitual las familias consultan sobre juegos y materiales para ayudar a sus hijos a relajarse, aumentar su atención y capacidad de autocontrol y facilitarles un mejor descanso.
Existen multitud de libros, webs, enlaces...con recursos, pero es preferible tener en mente un par de juegos, practicarlos al acostarse o en momentos de nerviosismo, e ir cambiándolos cuando ya están muy trabajados.
Los beneficios de las actividades de relajación se han constatado en todas las edades ya que generan un mayor equilibrio físico y mental. dedicando unos minutos a este tipo de juegos, al menos 2 o 3 días a la semana, podéis conseguir muchos beneficios:
-Reducir ansiedad,
tensión y estrés.
-Potenciar la creatividad y la concentración.
-Generar bienestar emocional.
-Aprender
a llevar situaciones de la vida cotidiana.
-Aumentar el sentimiento de autoconfianza.
-Conocer
el propio cuerpo, sus posibilidades y límites.
-Capacidad
para afrontar emociones y conductas negativas (ira, agresividad,
miedo, etc).
-Mejorar en autocontrol y autoestima.
Antes de dormir
Podemos utilizar cuentos de animales, como por ejemplo de la tortuga y la liebre… y se le puede pedir al niño que respire como los animales, haciendo el contraste entre animales, por ejemplo la tortuga respira lento y mueve su cuerpo lento, mientras que la libre es todo rápido, rápido, rápido… luego permanecer quieto unos instantes y repetimos una vez más!
Ejercicios de respiración
Para aprender a inspirar por
la nariz y expirar por la boca de forma pausada, le pedimos al niño que se
imagine que es un globo que lentamente se va hinchando (le damos también
instrucciones para que vaya alzando los brazos al tiempo que se hincha) para
después deshincharse (expirando el aire y bajando lentamente los
brazos).También en algunos casos podemos hacer el ‘soplar la velita’, para que
entiendan como expirar de forma pausada.
Risas
Reírse es uno de los mejores
calmantes. Cuando nos reímos mucho, nuestro cuerpo se siente muy relajado. Así
que después de ver al niño ansioso o enfadado, prueba a buscar formas de
reír y disfrutar juntos.
Encogerse y estirarse
Le pedimos al niño que se siente
en el suelo de forma recogida, rodillas recogidas, cabeza entre las rodillas… y
le decimos que se haga una bolita que ocupa el menor espacio posible. Pasados
unos segundos, le pedimos que se empiece a desenrollar hasta quedar tumbado en
el suelo con brazos y piernas estiradas como recién levantados.
Abrazos
Nos abrazamos como se abrazan
los osos, a la de 3… venga… una, dos y tres. Si lográis 20 segundos de abrazo,
es un estado de bienestar máximo, el cuerpo se nivela y la persona abrazada se
siente por esos segundos totalmente a salvo, por lo que el cuerpo se relaja al
sentirse protegido.
Silbido de serpiente
Sugiere al niño que cierre los ojos y que se imagine que es una serpiente. Empezad juntos con un ejercicio de respiración. Sentados en el suelo sobre una manta imaginad que por un minuto descansáis como las serpientes, y pídele que coloque su mano en su estómago y que respire lentamente. Poco a poco silbad juntos imitando el sonido de las serpientes. Verás cómo tu pequeño comienza a relajarse.
Piedra o gelatina
Pídele que imite a una piedra: para esto
debe de tensar todos sus músculos, apretar los puños de las manos, los ojos, en
fin, todo su cuerpo.
Después le dirás gelatina y el niño debe soltar todo su cuerpo, tratando de imitar el movimiento ondulante de la gelatina. Esto lo le ayudará a su pequeño a liberar tensiones a medida que tensa y destensa el cuerpo.
La tarta de
cumpleaños
Gracias a un papel de seda que
colocamos delante de la cara del niño puede observar por donde sale y entra el aire.
Hay que enseñarle que el aire
debe entrar por la nariz y salir por la boca. Deberá imaginarse que delante hay
una tarta de cumpleaños con una vela. Antes de soplar cantaremos la canción
“Cumpleaños feliz”, y si lo ha hecho de manera adecuada le aplaudiremos y
felicitaremos.
Cómo
respiran la hormiga y el león
Basándonos en la metáfora de cómo
respiran el león y la hormiga se enseña al niño a respirar de manera pausada y
floja y de manera rápida y fuerte. La hormiga es pequeña y respira despacio y lento,
pero en cambio el león que es grande y fuerte necesita respirar rápido y
fuerte. Los niños y niñas aprenden que la respiración adecuada es la de la
hormiga.
También nos podemos ayudar del
papel de seda. Así pueden observar como el papel no se mueve cuando respiramos
como una hormiguita y como se mueve cuando respiramos como un león.
Somos un
globo
Imaginarnos que somos un globo que
se infla y se desinfla.
Una vez que ha aprendido a inspirar por la nariz y a expirar por la boca. Nos
podemos ayudar con los brazos para que imaginar la imagen de un globo. Los
brazos se abren y se alzan cuando se infla el globo y se cierran y bajan cuando
se desinfla.
La sopa está caliente, la sopa está fría
El niño hace como si tuviera entre las manos un plato de sopa. Se le indica que coja la cuchara pero han de tener cuidado porque puede estar fría o caliente, por lo que deberá soplar si se le advierte de que está caliente.